Visita al Museo "Monte de Piedad" (Banco Ciudad)

Los alumnos de 3º año realizaron una visita al  Museo "Monte de Piedad", el cual, a través de la historia de la fundación del Banco Ciudad, recorre al mismo tiempo aspectos de la inmigración y algunas imágenes que reflejan las costumbres y fisonomía del Buenos Aires de comienzos del siglo XX - el conventillo, los transportes y oficios - , y todo la trayectoria del Banco desde su origen hasta la crisis de diciembre de 2001, siempre en vinculación con los hechos políticos, sociales, económicos y culturales de todas esas etapas de la historia de nuestra ciudad.
Av: Boedo 870 2º Piso C.A.B.A.
Teléfono: 011 4932 - 8898
Horario: 10 a 18hs.

Como resultado de esta visita, los alumnos han producido este video y textos escritos alusivos.

Tierra prometida 

   Llevando una valija con lo más preciado subí a ese barco soñando una tierra que prometía igualdad y riqueza para todos. Esos días fueron largos e intensos; en mi pecho, sólo cabía la esperanza.
   A lo lejos, veo la tierra prometida y los sueños se acercan más.
De pronto, sin darme cuenta, ya estoy en tierra y en las largas filas para el ingreso a la Argentina. De buen porte y traje impecable, espero lo mejor. Al correr los días, empiezo a ver que la realidad es otra. Desesperanza, falta de trabajo, marginación, entre otras cosas. El pecho se me estremece y se cae una lágrima al recordar a los que quedaron en mi país de origen. Los extraño y pienso en volver, pero el pasaje era de ida y, sin trabajo, el regreso es difícil. La melancolía se apodera de mí al ver los barcos partir y eso me da fuerza para seguir y encontrar un lugar en esta ciudad que tiene mucho para dar. Escucho que hay trabajo en las provincias, dicen que es duro, pero más duro que esto no creo que sea.
   Parto con mi pequeña valija hacia no sé dónde, con mis tesoros, unas fotos, unas cartas muy hojeadas y ya amarillentas; de tanto que las leo. Una y otra vez, se graban en mi alma y en mi pecho.
   Como en un sueño se abre un camino; escuché en un bar que hay un banco en el que puedo empeñar lo de valor y con eso criar algunos animales, así podré ayudar a mi familia con lo que gane aquí.  Lo que me dijeron es cierto, como una luz en el sendero se ilumina mi sueño.
   De repente me encuentro otra vez sentado, mirando los barcos llegar; espero  cartas desde hace meses y  envío otras, en las que les cuento a los míos de mi progreso... 
  Con el tiempo, pude retirar lo empeñado, cosas de mis padres y el reloj, que me regalaron ellos con tanto esfuerzo. Yo progresé, pero esta es una sociedad muy pobre y por todos lados veo miseria, rostros cansados, cuerpos flacos. Por suerte, algunas mujeres pueden ser planchadoras y, con ese trabajo, pagar un conventillo y servir algo en la mesa, no mucho, pero Dios dirá… 
   
   La sangre y las costumbres no se niegan, se llevan muy dentro del corazón, lo pienso cuando veo las fotos de mi padre, con esos trajes que ahora sé de dónde vienen. Nunca me había puesto a pensar en lo que sufrió al dejar a los suyos. La verdad, agradezco a todos los integrantes del Museo Monte de Piedad por abrirme los ojos y ayudarme a respetar y sentirme orgullosa de mis antepasados.
                                                     América Mendoza
Visitamos el Museo del Banco de la Ciudad de Buenos Aires
            El Museo Monte de Piedad cuenta la historia del Banco de la Ciudad de Buenos Aires desde sus inicios como banco de empeños, en 1878, hasta la actualidad. En sus salas se reflejan aspectos de la realidad social, política y económica de sus 125 años de historia.
            Las condiciones de vida de los inmigrantes fueron uno de los temas que más nos impactaron. El largo viaje, el desarraigo, la pobreza, las ilusiones y desengaños, la vida en los conventillos, con su mezcla de idiomas y costumbres, los duros trabajos, el desempleo, la oportunidad que representó para aquellos hombres y mujeres el banco de empeños que, a cambio de los objetos de valor que dejaban como garantía, les otorgaba préstamos con intereses accesibles para que pudieran iniciar alguna actividad rentable. Incluso los créditos prendarios, que les permitían a las mujeres, por ejemplo, tomar un préstamo sobre sus máquinas de coser pero conservarlas para trabajar y así poder pagar el crédito. 
  El museo está ubicado en Boedo 870; allí anteriormente había estado el café Biarritz, en cuya terraza funcionaba la peña Pacha- Camac, donde se reunían los escritores del movimiento literario Boedo; por eso, en la exposición hay un espacio destinado al cafetín de Buenos Aires.
   Pudimos ver también una escena de remate de los objetos que no habían podido ser rescatados por sus dueños y diversos objetos de trabajo, uniformes y retratos de los primeros empleados y directivos del banco.
  Recorrer este museo nos acerca al pasado de una institución pública que nació para que la población más humilde pudiera acceder a préstamos sin depender de los usureros y que tuvo éxito en su cometido.
Ángela Becerra, Lucrecia Calle Moncada, Elva Charras, Ernestina Fernández, Viviana Gallo, D, Enrique Lahilacar, América Mendoza, Derby Pachón Murcia, Esbenca Plata Terrazas, Nora Quinteros, Darío Quispe, María Russo, Gabriel Zamora.    

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